jueves, 6 de octubre de 2011

Nuestro abrazo a Steve Jobs













El destino me unió a la computación antes de la creación del primer pc. 
Me inicié en el análisis de sistemas y la programación, viví de cerca todos los avances  y Apple no dejó de sorprenderme durante los últimos 30 años, especialmente porque  sus innovaciones tecnológicas desataron profundas revoluciones culturales.  
Aún así, el mayor agradecimiento a Steve Jobs se lo debo desde mi vocación y práctica educadora porque me permitió compartir con mis alumnos su ejemplo de persona visionaria, apasionada, trabajadora, que ideó un mundo nuevo y tuvo el coraje de hacerlo realidad. 
Su discurso en Stanford cambió la visión de mi vida y reafirmó algo que intuía y, utilizado  como recurso didáctico, me permitió personificar y transmitir los valores que creo pueden mejorarnos a todos la vida.  
Hoy, junto con mis alumnos, sentimos su pérdida física porque su enseñanza y su ejemplo anidan cálidamente en nuestros corazones.

“No pueden conectar los puntos mirando hacia el futuro; solamente pueden 
conectarlos mirando hacia el pasado. Por lo tanto, tienen que confiar en que los puntos de 
alguna manera se conectarán en su futuro. Tienen que confiar en algo – su instinto, su 
destino, su vida, su karma, lo que sea. Esta perspectiva nunca me ha decepcionado, y ha 
hecho la diferencia en mi vida. 
“Su tiempo tiene límite, así que no lo pierdan viviendo la vida de otra persona. No se 
dejen atrapar por dogmas – es decir, vivir con los resultados del pensamiento de otras 
personas. No permitan que el ruido de las opiniones ajenas silencien su propia voz interior. Y 
más importante todavía, tengan el valor de seguir su corazón e intuición, que de alguna 
manera ya saben lo que realmente quieren llegar a ser. Todo lo demás es secundario.” 

Fragmentos de Steve Jobs en Stanford.

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